lunes, 16 de junio de 2008

DEL QUESO AL POLLO


Mi amigo es pollero. Sí, sí, Pollero. Y vendía pollos, muchos pollos. Los vendía enteros y a cuartos, y se hizo de oro. Un día llegaron a España los Hipermercados (Pryca, Alcampo, Continente, Hipercor, etc.) y sufrió mucho. Pero aguantó. Luego llegaron los Supermercados de proximidad (Mercadona, Condis, Dia, etc), y en ese momento tuvo que reaccionar; ya no podía vender pollos enteros. No tuvo más remedio que transformarse y sobrevivir y hoy, mi amigo el Pollero, vende alitas de pollo, pinchos de pollo con verduras, filetes de pollo, delicias de pollo, nuggets de Pollo y, a pesar de que era muy racista, se atrevió con la hamburguesa de pollo para el cliente musulmán… y ahora su mejor cliente se llama Imram. Incluso editó un libro, que regala a todos sus clientes, con las mejores recetas culinarias hechas con pollo.

Podemos resignarnos o actuar, y una de las muchas soluciones que podemos aplicar a nuestro negocio es la de buscar canales de venta alternativos. ¿Qué sucede con las ventas de Stocks por Internet (Privalia, VipVenta, VentaPriveé)? Ahora que todos tenemos nuestras marcas blancas, con todos los problemas que nos dan los puñeteros packs verticales, los mínimos, la poco o inexistente experiencia de producto, la mala gestión, la pésima imagen… ¿por qué no interactuamos? ¿Se imaginan que nuestra Central de Compras nos recogiera hasta un tanto por ciento del total de la compra programada al final de la campaña y lo vendiera por Internet buscando un socio tecnológico o llegando a acuerdos con diferentes operadores?

Menudo chollo. Les puedo asegurar que no habría problemas con los mínimos; todos seríamos más valientes… Pero claro, a la central esto no le da ningún beneficio, y representa trabajo; demasiado trabajo para ellos.

El Cliente que compra por Internet no irá a nuestra tienda de proximidad o de Centro Comercial a comprar; está buscando la oferta, el súper ofertón. ¿Cuánto nos paga el subastador por recogernos al final de la campaña todos nuestros restos? Si cuando ven la marca blanca, ya ponen cara de chiste…

En cambio, vendiendo los stocks por internet nos posicionaríamos como una verdadera marca, con presencia en otros canales; diversificando. Pondríamos nuestra marca blanca al mismo nivel que todas las que están vendiendo ya en el sector, obtendríamos mayor relevancia en un canal de comunicación cada vez con más minutos en la vida de todos, y conseguiríamos que el producto llegara a un perfil de consumidor ideal: jóvenes de entre 18 a 45 años, con estudios, con poder adquisitivo y deportistas.

El producto tendría presencia en las calles y llegaría a lugares donde igual no tenemos representación de nuestro grupo de compra. Esto, sin duda, aumentaría el valor de la marca y su presencia en el mundo real, no en el almacén de nuestra tienda. Podríamos anunciar producto en nuestra campaña de grupo, asociarnos a nuestra marca Blanca como activo de nuestro negocio y no tirar el dinero con anuncios del grupo de compra, como si fuéramos ferreteros. El producto es el arma arrojadiza que tenemos que lanzar contra la competencia. Ahora es un subproducto de la realidad. Nunca ha incrementado el valor de nuestros negocios, sino todo lo contrario.

Acuérdense de mi amigo el pollero. Él sigue vendiendo pollos de forma diferente… y divertida.

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